viernes, 25 de noviembre de 2016

Un poema para el Museo del Jamón

Como apunté en la entrada anterior, hoy nos hemos tirado a la piscina de los versos y las rimas. Eso sí, con sabor a jamón. La cadena madrileña El Museo del Jamón ha puesto en marcha un concurso de rimas, sorteando un Jamón Ibérico El Piornalego. La verdad es que un servidor no es un experto en este manjar, pero nadie rechaza un regalo como este para "decorar" nuestras cenas navideñas.

Ya nos gustaría estar a la altura del gran Pablo Neruda con aquellas estrofas de El gran mantel. De momento nos conformamos con sentarnos a la mesa a degustar su buen hacer con los versos. Espero que lo disfrutéis y, si os entra el hambre, no dudéis en compartir vuestros poemas con nosotros.

EL MUSEO DEL JAMÓN
El Museo del Jamón
mola un montón,
porque como del cerdo mogollón.

Pero en el Museo del Jamón
no hay solo un buen jamón,
sino también salchichón.

Me gusta tanto el jamón
que he ido a comer un montón.

Mi vecino y el tocino no son buenos compañeros,
pero eso no es problema
porque él tiene un buen lema:
“Aunque no coma tocino, me avecino un buen jamón”
Diego Rojas (1º ESO)

ODA AL MUSEO DEL JAMÓN
De la porcina bestia en los cuartos traseros te hallas,
del mimo de bellotas y campos extremeños 
procede el sabor que el español exiliado extraña, 
Y que frente a ningún manjar te hace de menos.

En el momento de hambre el paladar te anhela,
Te busca en la nevera, frío y con frecuencia sucio escondrijo, 
Y no te encuentra, por más que busca y lo intenta,
Para dejar al estómago, de nuevo, vacío.

No te hallará en su hogar el hombre hambriento, 
Que deberá salir de su guarida y entrar al metro
Para emerger de nuevo, línea tres, en Almendrales.

Ahí le espera, dispuesto a calmar su hambre,
Y cuidado no le haga perder la razón, 
Entre Avenida Córdoba y Antonio López…
 el Museo del Jamón.
Miguel Heras y
Guillermo Zarauza
(1º ESO y profesor)

MUSEO DEL JAMÓN
El Museo del Jamón es el mejor
no lo comparéis con lo peor
porque si lo veis os llevaréis un sorpresón.
sirven el jamón en bandeja de plata.

Y además os dan una pata,
en vez de en tapas,
porque eso es una patata.

No tengo más que hablar
Porque si lo hago no podre parar.
Luis Contreras (1º ESO)


LA MAGIA DEL MUSEO
Cuando estaba lleno de hambre era un jamoncito
pero cuando lo comí me quedé muy pesadito.
Cuando entré en el museo era delgadito,
pero cuando salí descubrí que era gordito.
Diego Fuertes (3º ESO)

EL CERDO ASUSTADO
El cochino tuvo miedo.
Dijo: “ser jamón no quiero".
Pero al final fue a escapar,
y lo llevaron a matar.

Le habían contado, tanto
que uno pudo escapar,
como que otro pudo volver
a su bonito hogar.

Tampoco flaco estoy
y tampoco fuerte soy,
pues yo fui un comilón.
Ahora, al Museo del Jamón.
Juan Diego Pérez (3º ESO)

 EL MUSEO SALVADOR
Recuerdo una larga mañana de hambruna.
Más que desesperado, tienda no veía alguna.

En ese instante vislumbré,con el corazón
rebosante de nueva y renovada ilusión,
que ante mis ojos estaba el Museo del Jamón.

¡Y qué jamón, qué croquetas,
qué sopa, qué gran ternera!
Al querer todo probar,
me llené hasta reventar.
Pero como irse sin degustar,
cualquier tipo de manjar,
de aquel admirable lugar.
Samuel Castellanos (3º ESO)

EL DÍA QUE TE VI
Recuerdo claro el día que te vi, 
era allí en la Gran Vía de Madrid.
Llovía y sin paraguas que cubrir
esos cabellos de un largo sin fin.

Pasando en taxi, decidí parar,
parar el tiempo por siempre jamás.
Pasando entre taxis, pude cruzar,
cruzar los vientos para susurrar
versos liberados de esta ciudad,
a tus oídos, a nuestro hogar.

Cubrimos nuestros empapados cuerpos 
con el paraguas del moro del metro.
"¿Dónde vamos?", le pregunté de lleno.
Y ella: "espera, empecemos de cero".
"¿Dónde vamos?", le pregunté de nuevo.
Y ella: "ya sé, conozco algo en el centro".

"No puedo esperar", aventuré yo.
"¿Aquí mismo?", pensó y se sonrojó.
"Confía en mí", la frase del amor.
Su sonrisa de oro pincel abrió
las puertas del Museo del Jamón.
"Para compartir, bocata, los dos".

De verdad, fue así como la conocí,
prendido por sus ojos azul añil.
El Profesor


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Puro teatro

Pasado mañana mostraremos las nuevas creaciones literarias y poéticas de nuestros alumnos. Pero antes, no nos hemos podido resistir a formar parte del fenómeno viral del momento: mannequin challenge. Muchos de nuestros pequeños escritores están participando en el Club de Teatro que empezamos este año en Andel y antes de lanzarnos al "método", había que hacer una pequeña pausa.

¡Grande chicos!



viernes, 18 de noviembre de 2016

Sugestionando al escritor

Todo trabajo bien hecho requiere dedicación, esfuerzo y muchas horas de trabajo. Los grandes escritores podían estar años con una novela hasta darla por acabada. E incluso, con el punto final, muchos han afirmado que, si no fuera por el editor, hubieran seguido haciendo cambios.
Pero en este largo proceso artístico, también hay momentos en los que las ideas fluyen sin control y el escritor debe manejar el torrente de palabras que van inundando su mente.
En las historias de esta semana, los alumnos se han visto obligados a escribir sin descanso: cada dos o tres minutos les decíamos una palabra distinta, sin relación aparente. Empezando por tiburón y acabando por linterna, pasando por reloj, tecnología o persiana. ¿El objetivo? Imaginar y crear haciendo asociaciones libres. ¿El resultado? Lean y disfruten.

UNA NUEVA AMISTAD
Ayer en la playa estaba caminando cuando me encontré entre las rocas un tiburón. Miré mi reloj. Eran las siete de la tarde. A esa hora el socorrista tendría que estar en su puesto escuchando la radio, pero no lo encontré. Me metí en las rocas otra vez, pero mi tobillo se quejaba a costa de las rocas.  La luna había empezado a salir entre las nubes. Mi móvil sonó. Yo no era muy bueno con la tecnología, aunque me estaba acostumbrando. Miré de izquierda a derecha buscando algo que me sirviera, pero solo me encontré un trozo de persiana.
Visto en https://goo.gl/5D60EL
Qué peligro tenía el tiburón. Al respirar, se notaba que se estaba muriendo. Intenté que confiara en mí, pero se nota que se me daba mal hacer amigos.  Seguro que mi mujer me estaba esperando en casa con la comida ya hecha, mirando el reloj del salón impacientemente. Entonces encontré una placa de hierro e hice palanca. Ese trozo de hierro me parecía Tan auténtico tesoro. Vi alejarse al tiburón, quizá él no se acordará nunca más de mí, pero yo de él sí.
Me volví a casa con la bicicleta, alumbrando el camino que yo pisaba, alegre de la buena obra de caridad que había hecho, y la nueva amistad que había logrado.

Pablo Jiménez Alonso (1º ESO)

COSAS QUE PIENSO
Mi madre decía que había visto un tiburón. El reloj marcaba las dos de la tarde y allí estábamos esperando al guardacostas. En la radio que tenía en mi mano, escuché que en las playas de Alicante se había dado el aviso de tiburones. En aquel momento sentí un dolor punzante en el tobillo. Al mirarme pude ver una especie de pez luna, pero con unas grande púas...
De pronto me desperté rodeado de un montón de objetos que recordaba haber estudiado en tecnología. Al mirar a mí alrededor me di cuenta de que la persiana de la habitación estaba subida. Un hombre me dijo que aquel pez era de gran peligro. El médico era amigo de mi padre, su mujer era una prima lejana del pueblo. 
Durante esos días que pasé en el hospital, me di cuenta de que la vida era un gran tesoro. Ah, y que necesitaba una linterna, que no recuerdo para que era. 
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)


MI VIDA ES UN PELIGRO
Un día mientras que estaba en la playa vi un tiburón. Al día siguiente se me perdió el reloj en la playa y pensando que me lo había quitado el tiburón salí del agua. cuando salí del agua escuché en la radio de un turista que había ganado el Madrid el partido de fútbol. También escuché que Ronaldo se había partido el tobillo.
Cuando volví de mis vacaciones de la playa empecé el colegio y el primer día tuvimos examen de tecnología. En el examen de tecnología la persiana de mi clase se descolgó y nos dio un susto a todos y puso a un alumno de la clase en peligro. Resulta que se le cayó encima y le salió una brecha en la cabeza y resulta que era mi amigo.
A los diez años ese amigo tuvo mujer y a la mujer se le cayó la persiana encima mientras que patinaba en casa, cuando se cayó la persiana encima el suelo se rompió y se vio un tesoro que tenía dentro una linterna y millones de monedas de oro.
Pablo Fernández Marinas (1º ESO)


Un día cualquiera, Gabriel Quesada Lobo (2º ESO)
Pescando al gran tiburón, Féliz López Crespo (2º ESO)
La mala suerte, Juan Gómez Villa (2º ESO)

viernes, 11 de noviembre de 2016

Preparados, listos, YA

Ya hemos hablado otra veces del miedo al papel en blanco, de esa lucha entre la pluma y el papel. En la escritura creativa es más fácil empezar si tenemos un disparador, una frase con la que comenzar. En este caso, venía al pelo, tiramos de la siguiente: "escribió aquella palabra en la primera hoja del cuaderno". ¿Qué esconderán nuestros escritores en esa primera página?

PELIGROS EN LA CELDA
Escribió aquella palabra en la primera hoja del cuaderno. Escribía cuando se aburría en la celda de la cárcel. Compartía la celda con dos presos que no sabían escribir y si lo intentaban lo hacían mal. El problema para el ladrón era que no les conocía de nada. Lo único que sabía de ellos era que eran hermanos. Los dos hermanos habían acabado en la cárcel por cometer entre los dos juntos un asesinato. El ladrón se enteró de eso por el guardia que custodiaba las celdas. Los dos hermanos no eran habladores, pero otro problema para el ladrón es que sus dos compañeros le miraban todo el rato con malos ojos. Podía ser que le miraran así porque a lo mejor a él también le asesinarían. Ninguna noche podía dormir por miedo a los dos hermanos. Cuando salía el sol se tranquilizaba y salía al patio de la cárcel durante una hora y a continuación se dedicaba a excavar para hacer un túnel y luego su trabajo lo tapaban con un tablón de madera y luego lo rellenaban de arena por encima del tablón. Un día por la noche se durmió y al día siguiente los hermanos no estaban.
Juan Gómez Villa (2º ESO)

ESCRITURA TRANSITORIA
Escribió aquella palabra en la primera página del cuaderno. La escribió hace tiempo. Le había parecido más importante de lo normal. Era demasiado importante. Le pareció vivir una ensoñación. No sabía quién la había dicho. No sabía cuándo la había escrito. Pero aquellas grafías a lápiz le inspiraban. De hecho sintió que podía respirarlas, que podían o que habían entrado en su interior. De repente, vio a montones de personas llorando, tiradas en el suelo. Luego vio un montón de injusticias, de tiranía. Y luego hubo un destello. E inmediatamente después aparecieron en su cabeza esas líneas curvas que significaban algo en él. Hasta que consiguió leerlas. Ponía: SONRÍE.
Juan Diego Pérez - Miranda Mata (3º ESO)

NO HAY CURA
Empezó con una palabra, miedo. Era el miedo a sufrir, a sentir tan grande dolor. Un dolor insoportable que no tenía comparación. No sabía cuándo volvería a sentir otra vez ese dolor que provenía de su debilidad, de su maldición, de su enfermedad.
No tenía remedio, era una enfermedad incurable. No era mortal pero eso era lo peor. No podía librarse de aquel horrible sufrimiento. No, lo volvió a sentir.
Entonces se acabó la tint
Borja Luengo (3º ESO)

UNA HISTORIA QUE CONTARTE
Estaba en mi cuarto pensando qué podría hacer para matar el tiempo. Se me ocurrieron una serie de cosas: jugar al balón, construir lego o empezar a escribir en el diario que me regaló mi tía antes de fallecer.
En el momento en el que iba a empezar a escribir, oí un grito. Me sobresalté, ya que mi barrio es muy tranquilo; bajé al salón y miré entre las cortinas para cotillear un poco, pero la calle estaba desierta. Cuando fui a cruzar la puerta del ropero para subir las escaleras volví a oír un grito que provenía del ropero. Lo abrí y me metí un poco para dentro y la puerta se cerró detrás de mí. Antes de abrirla noté una corriente en la pared. Empecé a palpar y noté la corriente. Cogí una palanca, hice presión y descubrí que era una falsa pared. Quería ir a decírselo a mi madre, pero me di cuenta de que mi
madre trabaja en un hospital de noche. ¡Estaba solo en esta aventura escalofriante!
Cogí la linterna que guardamos en el estante de arriba y cuando alumbré el final de las escaleras, una fuerte brisa me golpeó en la cara y me cegó por el polvo en suspensión. Ya harto de tanto rollo paranormal me di la vuelta y me choqué con un muro. Apunté con la linterna y había desaparecido la salida. Ante ese estrés se rompió un escalón y rodé escaleras abajo. Me levanté mareado y antes de dar un paso me desmayé.
Al despertar miré a mi alrededor. Estaba repleto de árboles, me incorporé y vi que era un bosque denso en el que no se veía la luz del sol. Estaba alucinado y a la vez asustado. Empecé a andar para encontrar la salida. Oí un ruido y me escondí detrás de un árbol. Al instante apareció una mujer transparente, con un vestido, que a la altura de las rodillas ya no había nada de esa persona. Era como un fantasma. Me escondí para que no me viera. Cuando creía que ya se había ido me di la vuelta para no ir en la misma dirección que ese fantasma. Pero de repente ahí estaba con cara de tristeza y de enfado al mismo tiempo. Di un paso atrás y me tropecé con una raíz de un árbol que sobresalía. Cuando me levanté la mujer ya no estaba. Ya agotado solo se me ocurría una cosa: rezar. Me puse de rodillas y al pronunciar la primera palabra el bosque empezó a temblar y a abrirse el suelo. Una cosa sabía: el bosque estaba encantado. Al anochecer decidí acurrucarme en un árbol y dormir. Cuando desperté me encontré en una camilla de hospital y a mi lado estaba mi madre. Le pregunté qué me había pasado. Me dijo que llevaba en coma dos días que me había caído por las escaleras y me había desmayado yo me alegré al descubrir que todo había sido un mal sueño. Decidí apuntar esta gran aventura en mi diario.

Gabriel Quesada Lobo (2º ESO)

lunes, 7 de noviembre de 2016

¡Extra extra! Un nuevo periódico

En Camina y Escriba nos hemos lanzado a elaborar un periódico con la herramienta Paper.li, de manera que, diariamente, podamos acceder a nuevas noticias sobre literatura y educación. Lo encontraréis a la derecha de nuestro blog.

Que lo disfrutéis, pequeños lectores.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Sombreros y gabardinas en noches de misterio

¿Quién no ha disfrutado alguna vez con una novela policiaca? El espía que surgió del miedo (John le Carré, 1963), El halcón maltés (Dashiell Hammett, 1930), El sueño eterno (Raymond Chandlet, 1939), La piedra lunar (Wilkie Collins, 1868) o Testigo de cargo (Agatha Christie, 1948), con esos protagonistas como Sherlock Holmes, Philip Marlowe o Poirot. Personajes a los que imitábamos, fantaseando con esas vidas tan intrigantes, tan intensas, tan diferentes de nuestra monótona realidad. Bastaba un viejo abrigo de papá o del abuelo para creernos unos auténticos héroes contra el crimen.
Nuestros chicos han sacado del abrigo un peculiar paquete...


NADA ZANJADO
Aquel hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón. Llevaba varios días siguiendo muy de cerca sus movimientos. Tenía que atraparlo en el momento oportuno para acabar con la misión encargada.
Pasaron las semanas, los meses, los años… La operación del presunto terrorista, se había dado por finalizada el anterior jueves. Hoy, una semana después, redacto los informes sobre todas las
incursiones. Entre los papeles encuentro una carta enviada por el hombre que había estado vigilando. En ella puedo leer: “Estate preparado.”
A media noche, el ruido de la puerta me despierta. Siento un dolor punzante en el pecho, noto algo cálido sobre mis sábanas...
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)

LA DEUDA
El hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón. Dentro del sobre estaba escrito:
“Buenos días, Ignacio. Me han dicho que usted no me va a pagar la deuda que me debe. Si usted no me entrega el dinero le mataré. Lo que no me gusta de usted es que diga a mis espaldas que no me va a pagarme la deuda. Si esta semana no me lo entrega ocurrirá que durante el mes le estaré vigilando y le mataré por sorpresa. Solo tiene que dejarlo en la piedra que aparece km 14,3 en el camino de Santiago. Usted decide lo que le va a ocurrir.
PD: no intente escapar.
Anónimo”    
Juan Gómez Villa (2º ESO)

EL ASESINATO
El hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón. Aquel hombre no tenía un paraguas y era bastante raro porque llovía ese día.
Un día después de encontrarme con él, oí  en las noticias que un hombre de gabardina negra sin paraguas mató a la mujer más rica del país. Cuando lo escuché me vino a la cabeza ese hombre dejando el sobre en el buzón.
Yo me acerqué al buzón. Lo abrí con una horquilla, que mi madre siempre las tiraba. Leí el sobre e iba destinado a su cómplice Benjamín. Abrí el sobre y me encontré la máscara del muerto Dante.
David González (3ºESO)

SHERLOK HOLMES Y EL TRABAJO DE LA REINA
Era por la mañana y Sherlock Holmes se puso su gabardina y se fue como todas las mañanas a tomar café. A continuación se fue al correo para enviar una carta a Watson. Era una carta de la Reina. Al parecer, un familiar suyo había sido asesinado. La Reina había oído hablar de sus hazañas, así que decidió enviar la misión a él y a Watson, y si encontraban al asesino le darían una fortuna que ni se imaginaban: ¡eran 10.000.000 de dólares!
Pablo Jiménez Alonso (1 ESO)

DOLORES EN LA ESQUINA
El hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón. 
Era un día frío y lluvioso. Típico día en el que uno no querría  hacer nada pero… Abelardo Ataúlfo era un tío normal y corriente  que ese día solo le apetecía estar frente a la chimenea con un buen libro. Lo que no sabía era que todo iba a salir mal ese día. El primo de su mejor amigo le había pedido un favor que consistía en entregar un paquete a un tal Bernardo Manrique. Lo que no sospechaba
Abelardo era que Bernardo era un asesino a sueldo, y tenía un código con su cliente. Si alguien le daba un sobre con dinero cometía el asesinato por el que le habían contratado; sino, podía matar al que le había dado el sobre.
Abriendo el sobre vio que no había nada y le pegó un tiro a Abelardo.
Borja Luengo (3º ESO)