miércoles, 25 de enero de 2017

El momento de partir

A veces por necesidad, otras por decisión propia, tenemos que dejar atrás parte de nuestra vida, con la esperanza de encontrar ese nuevo "lugar" que nos vaya completando. Y con esta idea (personal) algo filosófica, os dejo ya con las historias de nuestros plumillas. El requisito, que a todos les ha llegado el momento de partir.

HABÍA LLEGADO EL MOMENTO
Aunque era tan hermoso y azul...
Había llegado el momento de partir. La goleta se veía triunfal con su bandera ondeando en el puerto. Salía el capitán con su impecable traje dando voces. El sacerdote rezaba algunas oraciones y varias
mujeres se tapaban la cara llena de lágrimas con sus pañuelos rebosantes de mocos, y los ancianos que estaban seguros de que no vivirían para la vuelta de los navegantes se sentaban pesarosos en los bancos. A pesar de que la empresa había encontrado la mejor tripulación posible y todos los marineros estaban ufanos, el ambiente se asemejaba al de un entierro. Sabían que no... En realidad no sabían nada y eso era lo que les inquietaba, los peligros que guardaba aquel hermoso y enorme mar azul.
Gabriel Pérez-Miranda Mata (1º ESO)

ESPERANDO A LA MUERTE
Había llegado el momento de partir. La Igualadora quería que la acompañase en un camino eterno. Me dijo que visitaríamos largos prados, altas montañas y profundos mares. Contemplaríamos estirpes enteras de millones de personas que pasarían por el mundo. El tiempo quedaría reducido a poco más que una mota de polvo.
Sonó la puerta, era la hora.
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)

LA DECISIÓN FINAL
Había llegado el momento de partir. Estaba subiendo al barco y cuando me giré, allí estaba la única mujer que había conseguido robarme el corazón. Estaba despidiéndose de mí. Me iba a la guerra. La brisa le ondeaba su pelo rubio y liso, con sus ojos azules como brillantes zafiros húmedos, por culpa de las lágrimas al tener que decirme adiós. Nos miramos y sin volver a girarme terminé de subir la rampa. Cuando el barco estaba a tres metros de la orilla, supe que era el amor de mi vida y que no la podía dejar escapar. Pegué un salto. Al llegar a la orilla me puse de pie y pase mis dedos entre su melena y la impulsé hacia mis labios y nos fundimos en un beso apasionado. Los dos sabíamos las consecuencias de mis actos. Nos perseguirían a los dos por nuestros crímenes: a mí por dejar la milicia y a ella por ser mi cómplice. Los dos corrimos por callejones hasta que llegamos al otro lado del puerto, a dos kilómetros desde donde huimos. Salté a una pequeña barca y mientras yo arrancaba los motores, ella quitaba los amarres. Cuando nos alejamos lo bastante nos abrazamos con tanta fuerza que dolía.
Gabriel Quesada Lobo (2º ESO)

MI MOMENTO
Había llegado el momento de partir, era la oportunidad, mi padre nunca me dejaba ir. Aunque fuese  pequeño, con solo 13 años quería ir en busca de aventura. Me deslicé a través del muelle, y sin que nadie me viera, entré al barco. Me escondí en una pequeña habitación, oscura y fría. Estaba deseando llegar a América, el trayecto era largo, no podía hacer nada, así que me dormí. En ese tiempo, cuando yo dormía plácidamente, un marinero de aspecto rudo, me despertó, y tuvimos que volver a tierra firme. Suerte que estábamos cerca del  muelle: no habíamos ni salido. Me llevaron a mi padre, pensé que me iba a pegar, pero me dio un fuerte abrazo.
- Pensé que te había perdido.
Hasta ahí, es todo lo que recuerdo...
Gonzalo Daniel Sánchez Ruiz (1º ESO)

EL INCOMPRENDIDO
Había llegado el momento de partir. Se me había pasado la última semana demasiado rápido. Había procurado pasar todo el tiempo posible con mi familia, pero ya me tenía que ir.
La despedida fue muy dolorosa, aunque al final consiguieron despegarme de mi madre y meterme en el autobús. Cuando llegamos y vi mi casa de los próximos diez años, el centro penitenciario de Madrid, pensé que qué había hecho.
Borja Luengo (3º ESO)

Como somos muchos, podéis echar un vistazo al resto de pequeños escritores por aquí.

Luis y su sueñoPablo Jiménez Alonso (1º ESO).
Otear el horizonteJuan Diego Pérez-Miranda Mata (3º ESO).
Una salida, Juan Gómez Villa (2º ESO).
La guerra, Álvaro Lozano Argüeso (1º ESO).
El viajeJuan María Márquez González (1º ESO).
El último dragónYago Reyero Martín (1º ESO).
El gran milagroMario López Delgado (1º ESO).
En el aeropuerto, Diego Rojas Romero (1º ESO).
Nuevo colegioMiguel Heras Roldán (1º ESO).
El momento de partirDiego Fuertes Casado (3º ESO).

lunes, 16 de enero de 2017

Echamos de menos la Navidad

Ya hemos vuelto. Atrás quedan los días largos en pijama, las comilonas eternas, los días en familia y los regalos de Reyes. Un año nuevo, cargado de ilusión y de nuevos propósitos. Cuántos llevaremos a cabo, el tiempo lo dirá.
De momento, nuestros humildes escritores tienen morriña de las vacaciones; así que aquí os dejamos algunos cuentos de Navidad. Porque frío sigue haciendo, y seguro que algún trozo de turrón nos queda por ahí. Relájate y disfruta.

AQUELLA FRÍA NAVIDAD
Era una fría noche de invierno. Intenté conciliar el sueño, pero el frío me recorría el cuerpo como una daga puntiaguda que me estaba acechando cada instante para matarme. Me cubrí con varias mantas y empecé a caer en un sueño conciliador. Estaba a punto de dormirme, pero oí unos golpes en la puerta. Bajé a ver quién era, pero al abrir la puerta entró un viento fuerte que hizo que un escalofrío me recorriera todo el cuerpo. De repente vislumbré una sombra que se iba acercando a mi posición. Era
un señor de alta edad con un bigote blanco y llevaba un par de ropas destrozadas y sujetaba un bastón. Enseguida le invité a pasar. Nos sentamos junto al fuego, le serví un plato calentito de sopa y un vino caliente (bebida típica de los países nórdicos). Comió con avidez, y, al final, me contó que hacía dos años trabajaba en una zapatería, pero quebró y ahora tenía que vivir de las limosnas. Al día siguiente le noté con mucha fiebre y llamé a un médico. Me dijo que no tenía cura.
La noche antes de morir me dijo que le dijera a su hijo que vivía en la casucha al lado de la playa, que su padre ya estaba en el cielo, y no dejaría que le pasase nada. Observé cómo sus ojos se iban cerrando poco a poco. 
Al día siguiente hice el recado que me dijo. Su hijo lloró una noche y un día. Después, me dio las gracias.
Toda mi vida estuve pensando en el viejo.

Pablo Jiménez Alonso (1º ESO)

LA NOCHEBUENA DE LOS GATOS
Era una noche fría como el hielo. Aquella noche era Nochebuena. Todo el mundo estaba en sus casas celebrándose con sus amigos y familiares. No había nadie en las calles salvo cuatro gatos que decidieron resguardarse del frío y la nieve en una casa grande que era la mansión del conde Rolsbagen. Cuando entraron por la ventana no pudieron evitar subir y bajar las escaleras, visitar todas las habitaciones, etc. Cuando vieron el árbol de Navidad se subieron al árbol, rasgaron los regalos y se comieron el turrón. De repente una niña los vio y decidió adoptarlos y así fue la primera Nochebuena. 
Yago Reyero Martín (1º ESO)

NAVIDAD DESASTROSA
Erase una vez, un niño llamado Diego que le encantaba la época de la Navidad, pero ese año iba empezar a odiarla, porque no iba a ser como él creía. El primer día que se supone que le tendrían que haber dado las vacaciones, vino el profesor a clase y dijo que iban a estar una semana más yendo al colegio, excepto Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo. Cuando llegó a casa, le dijo a su madre lo que les había dicho el profesor, y ella en vez de dejarle descansar, le mandó que se pusiera a hacer todos los deberes que tuviera. Después de hacer los deberes, se duchó, pero tuvo que ducharse con agua fría porque la caldera no funcionaba. A la hora de cenar, fue a la cocina y vio que le tocaba de cena judías verdes. El día de Nochebuena, rezó a Dios para que no ocurriera como ayer, pero no hubo manera siguió teniendo la misma mala suerte. Por la noche, a la hora de cenar, como era Nochebuena fueron a casa de su abuela a cenar. Una vez sentados en la mesa, su abuela fue a servirle la sopa, pero se le escurrió el cazo y se le cayeron encima todos los fideos y el caldo. A la mañana siguiente, fue a mirar al árbol y vio que había regalos para él, pero cuando abrió los regalos se llevó un chasco porque  no había lo que él pidió. Odiaba la Navidad.
Diego Rojas Romero (1º ESO)

CUENTO DE NAVIDAD
En una fría noche de invierno, había un señor sentado en su sofá. Sus hijos estaban escribiendo la carta a los Reyes Magos en su casa. Cuando la terminaron la pusieron en el árbol de Navidad. Se fueron a comer un poco de roscón para desayunar. Por la tarde, los familiares fueron a la casa e hicieron la cena de Navidad. Había pavo, gambas, ostras, aceitunas, etc. Por la noche mientras los niños dormían los Reyes Magos hicieron su magia y trajeron los regalos. A la mañana siguiente lo niños abrieron los regalos. Así fue la noche de los Reyes Magos.
Hugo García Bautista (1º ESO)

LA HISTORIA DE LA NAVIDAD
Un día el padre de Peter le dijo a su hijo que la Navidad era un tiempo para disfrutar con la familia y relajarse. También le dijo que el hijo de Dios nacía en ese tiempo del año. El niño se preguntaba cómo era la vida hace dos mil años, así que escribió una historia recién sacada de su imaginación :
"Hace mucho tiempo en un lejano lugar,  en una casa grande, más bien gigante, Dios le dijo a uno de sus mensajeros que le dijera a una señora que tenía que parir a un niño; pero tenía un problema, la señora no estaba casada así que el ángel tuvo que hacer uno de sus truquitos de magia. De repente la mujer notó que algo aparecía dentro de ella.
Un mes después la señora se casó con un hombre mucho mayor que él y el niño nació en un portalito perdido en Belén".
Pablo Fernández Marinas (1º ESO)