martes, 21 de febrero de 2017

Los dioses del siglo XXI: las nuevas tecnologías

Sí, lo sé. El término "nuevas tecnologías" puede considerarse ya obsoleto. Así es el mundo hoy: lo nuevo desaparece en segundos, como una curva en el retrovisor de un coche, detrás del cual se encuentran los "nativos digitales". A nuestros pequeños escritores también les preocupa su futuro, tan presente, globalizado y al alcance de sus manos.

¿POR QUÉ?
Por qué cuando sales a la calle todos están atentos a una pantalla y no se fijan en lo que ocurre a su alrededor. De las millones de cosas buenas que pasan a su alrededor prefieren ver las chorradas que ha colgado un desconocido o están atentos a una batalla a clash royale en vez de fijarse en la guerra constante que están sufriendo muchos en la vida real.
A veces pienso que la gente está loca buscando pokemons o guasapeando. Pero los que salen perjudicados no son solo ellos, sino toda la gente que está a su alrededor. A bajas edades, se está permitiendo a los niños el uso de las nuevas tecnologías y eso les perjudica a ellos ya que luego no son capaces de relacionarse con sus amigos o incluso pelear con sus padres.
Yo no entiendo por qué me ha tocado vivir en una sociedad tan dominada por las tecnologías.
David García (1º ESO)

AMOR A PRIMER TWEET
Hoy os voy a contar el problema que tuve con las nuevas tecnologías.
Mi nombre es Pablo Martin, vivo en Barcelona y hace un año me desenganché de las redes sociales. Actualmente tengo dieciocho años. Mi problema empezó cuando tenía catorce años. Mis padres me dijeron que cuando cumpliese los catorce, me dejarían tener un perfil en Twitter. Me hizo mucha ilusión, pues el resto de mis amigos tenían perfiles en estas redes. El día de mi catorce cumpleaños antes de saludar a mis padres, fui rápidamente un perfil en Twitter. Recuerdo que mis padres me dijeron.
-Hijo, ¿y esas prisas?
-Mamá, papá sabéis que siempre me ha hecho ilusión tener un perfil en Twitter…
-Ya hijo pero es que uno no cumple catorce años todos los días.
Ese  fue el principio del fin. A partir de ese día empecé a faltar a clase y a no hacer caso a mis padres. Llegué al extremo de no ordenar mi habitación, para entrar necesitas un mapa. Mis padres me dijeron
que necesitaba ayuda, que ya no podían soportar tanto desorden .Yo les dije que eran unos “exageraos”. Pero todo cambió el día que la conocí a ella, a Cristina Pérez. Le dije que si queria salir conmigo, pero me dijo que no, decidí cambiar para que la próxima vez que le pidiese salir, me dijera que sí. Cambié, la volví a encontrar y  le pedí salir de nuevo, esta vez aceptó, pero a regañadientes. Nos vimos el viernes, fuimos  a dar una vuelta, una vez la llevé a su casa me dijo.
- Gracias este ha sido el mejor día de mi vida en mucho tiempo.
- De nada - le respondí con la voz entrecortada por los nervios.
Nos despedimos, y nada más doblar la esquina me puse a dar saltos de alegría. Volvimos a quedar, pero esta vez en mi casa. Nada más entrar en mi habitación, dio un salto hacia atrás. Me preguntó que cómo podía vivir en unas condiciones tan precarias. No supe qué responder, estaba muy avergonzado, de repente, le espeté que las redes sociales habían causado grandes estragos en mi vida. También le dije que cambiaría por ella. y con su ayuda, conseguí dejar de pensar en las redes sociales como una forma de vida y empecé a pensar en ellas como una fuente de información rápida, y un sitio en el que entretenerse. Actualmente, sigo saliendo con Cristina y estoy planteándome que, al acabar la carrera, pedirle matrimonio. Cristina trabaja en la librería de su padre, que está en la calle Santa Ana, Pérez e Hijos, desde entonces me he vuelto aficionado a la lectura y no a las redes sociales. Algo que desconocía de la librería, era que debajo de ella se extendía un gran laberinto de libros. Al que muy recientemente voy me pierdo en sus pasillos hasta que un libro que desea ser leído, me encuentra. Siempre recordaré estas palabras en boca de mi suegro “Los libros tienen alma, el alma de quien los escribe y de quien los lee y sueña con ellos”.
José Jesús Benítez Valencia (1º ESO)

LA VENTANA
Gloria Gattas Massuh
Y una tarde más, volvió a mirar por la ventana. Noventa y cinco inviernos eran una historia larga que contar. Pero no le quedaba nadie que le escuchase. Salvo aquella señora que venía a ayudarle todos los días. Pero ella ya había oído casi todas sus historias. Por eso, cada tarde, se acercaba a intentar descubrir las historias de aquella gente que veía ir tan apresurada por la calle que veía desde su ventana en aquel piso del centro de Madrid. Esa gente iba como cogida de un gancho por un reloj o un aparatejo de esos por los que puedes hablar con otro que está muy lejos y que Dios sepa como se llaman. Por suerte, se consideraba afortunado. Conservaba un pequeño cuaderno de tapa de cartón duro que guardaba en una bolsita que estaba atada a su silla de ruedas. En él escribía cartas a todos sus seres queridos que ya habían subido arriba (su hijo, su mujer, sus padres…) como ahora el mundo dependía de algo que ya han llamado Tecnología. Bueno, ahora que se acordaba, también tenía aquel nieto que estudiaba en una ciudad del norte y que le enviaba muchísimas cartas. “Cartas - pensó - eso es lo que se necesita en este mundo. Cartas.”
Juan Diego (3º ESO)

SU MEJOR AMIGO
Aquel chico que entró, aquel chico que buscó, que encontró, que conectó. El mismo que se topó con alguien que le llamó amigo y le prometió cosas maravillosas. Ese que quedó con su esperada amistad, su mejor desconocido en un barrio feliz, un barrio frío. Cuando se dio cuenta de la oscura  realidad se hallaba ante la persona que no esperaba, que nunca habría esperado.
Aquel chico que entró en un mundo de números y no quiso salir hasta que se vio metido en otro, del que nunca saldría.
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)

Los vicios de la nueva generación, Ignacio Cerdán (1º ESO).
Ciberproblemas, Borja Luengo (3º ESO).
Amigos en líneaPablo Sánchez (1º ESO).
Los problemas con las nuevas tecnologías, Juan Gómez Villa (2º ESO).
¿Sabes el peligro que corres?, Iván Tortajada (2º ESO).
La tecnología, un mar de peligros, Pablo Jiménez (1º ESO).
Las tecnologías en mi vida, Pablo Rodríguez Marín (1º ESO).

martes, 14 de febrero de 2017

Un grito en el silencio

¿Cuántas veces hemos tenido la necesidad de hacernos oír por encima del ruido que nos rodea? Una mano, una palabra, un gesto... Porque somos cientos de millones en el mundo, pero mucha gente sigue sola.
Y¿tú? ¿A quién le pides ayuda?

MIS DEBILIDADES
¡SOCORRO! Que alguien me salve de este cuerpo decrépito y putrefacto, de esta vida oscura y desvanecida, de esta cárcel sin barrotes que es mi mente. Que me liberen de esta máquina desobediente que es mi cuerpo. Todos los días voy a que me salven, pero nadie puede.
Borja  Luengo (3º ESO)

CARTAS
"Socorro". A pesar de sus intentos, no salía otra palabra de su boca. Buscaba una salida de ese callejón del que no saldría por una partida de cartas. Una partida a la que había empezado lleno de orgullo y ganas de pasarlo bien. Una partida de la que había salido a patadas y con amenazas, tan solo por su forma de pensar en una sociedad que no entendía de libertad.
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)

¡SOCORRO!
Carlos iba caminando por la calle hacia el colegio cuando vio al otro lado de la acera vio a los matones de clase que se cruzaban a su acera. Los chavales iban con la intención de quitarle su merienda y al verles las intenciones, Carlos salió corriendo. Los chavales le persiguieron pero Carlos envió una señal de socorro por el móvil de modo que llegó la policía y los chavales ya no le hicieron bullying.
David Roca García (1º ESO)

SOCORRO
¡Socorro! Fue lo último que dijo mi mejor amigo. 
Empecemos por el principio. Mi nombre es Fernando García, tengo diecisiete años, y vivo en Fuenlabrada. Hace dos años, fui atacado brutalmente por un "espectro". Empecé a recibir e-mails de un contacto desconocido que me dijo:
"Soy Luis Gómez, morí hace quince años. He venido a buscarte, porque alguien de tu entorno familiar tiene una deuda conmigo. Esa persona, ya ha pagado sus deudas conmigo, pero como toda deuda, tiene sus intereses. Quiero quedar contigo el día quince de este mes en el parque Prado Ovejero, a las cinco de la tarde, en la entrada del puente.
Atentamente,
Luis Gómez".
No me preocupé, y me dije que sería un bromista. Al día siguiente, cuando llegué al instituto, me encontré con mi mejor amigo, Manuel Díaz, y le conté lo que me había pasado el día anterior, y me dijo que a el también le habia pasado lo mismo. Días después, recibí exactamente el mismo e-mail, y obviamente, mi amigo Luis también. Esto nos empezó a parecer extraño y decidimos hacer caso a lo que decía el e-mail, ese fue el mayor error de nuestras vidas. Fuimos al sitio, el dia y a la hora que decía y recuerdo caer desplomado al suelo. Al despertar, estaba atado a una silla con fuertes cadenas que me hacían mucho daño y me encontré a mi amigo al otro extremo de la sala en las mismas condiciones que yo pero el seguía dormido. La habitación olía fatal como a muerto o a algo rancio que llevaba hay mucho tiempo. Cuando mi amigo despertó empezamos a oír algo una voz que se oía entrecortada el mensaje era el siguiente.
- Ya os tengo, vuestras familias tienen una gran deuda conmigo y ahora la van a pagar.
Una persona entró en la sala, y con un bate en la mano, empezó a golpear brutalmente a mi amigo, que empezó a gritar socorro, hasta que desfalleció. Por suerte alguien le oyó y llamó a la  policía y llegó antes que me golpease. yo podía ver a la persona, pero los policías no. Me acusaron de haber matado a mi amigo, estoy escribiendo esto desde el centro de menores, aunque no debería estar aquí, ya que soy inocente, el que debería estar aquí es el hombre que nos atacó. En el juicio nadie me creyó, ni siquiera mis padres, creían que estaba loco. Quién creería a un "loco". Pero bueno, ahora es demasiado tarde para arrepentirse de todo, tanto de lo bueno, como de lo malo.
José Jesús Benítez (1º ESO)


Ignacio Belizón, ¡Socorro! (1º ESO).
Samuel Castellanos Vázquez, Solo y atrapado (1º ESO).
Juan Diego, 200 metros libre (3º ESO).
Gabriel Quesada Lobo, Los Monocitos (2º ESO).
Iván Tortajada, Cuidado (2º ESO).
Yago Reyero Martin, Wolf City (1º ESO).
Diego Rojas Romero. Perdido (1º ESO).
Pablo Rodríguez Marín, Mi experiencia (1º ESO).
Pablo Jiménez Alonso, Tú puedes ser lo que quieras (1º ESO).
Gabriel Pérez-Miranda Mata, En el subterráneo (1º ESO).
Pablo Sánchez Salas. ¡Socorro! (1º ESO).

miércoles, 1 de febrero de 2017

Nacido en Siria

Llega el mes de los premios cinematográficos y nuestros pequeños escritores quieren rendir homenaje a una de esas secciones siempre olvidadas: mejor película documental. El pasado 12 de enero se estrenó en los cines españoles Nacido en Siria. El título lo dice todo. Por desgracia, también son rápidamente olvidados los conflictos que dejan de salir en televisión. Nosotros también levantamos "muros" sin darnos cuenta.

Aquí un ejercicio de empatía por parte de unos pequeños adolescentes.

ME LLAMO ALÍ
Me llamo Ali y llevo toda mi vida en Siria, bueno toda mi vida hasta ahora, pues mi padre y mis hermanos nos hemos tenido que ir de allí pues el país está en guerra. A mi madre la alcanzó un misil cuando iba en el autobús, tardamos poco en darnos cuenta de lo que la había pasado. La echamos mucho de menos pero sabemos que no la volveremos a ver. Hace varios días llegamos en las pateras. La verdad lo pasé fatal, pero pensé en mi madre y sabía que ella no se rendiría por nada del mundo. En aquél viaje vi a mucha gente perder la vida, pelearse y otros que se volvieron locos. Entonces llegamos a Grecia, allí unos hombres vestidos de naranja nos recogieron y nos pusieron unos chalecos salvavidas, pero no entiendo porque se llaman así porque vi a mucha gente morir así que no sé qué efecto tiene. Luego unos policías nos llevaron a un campo donde nos instalaron en unas tiendas y nos dejaron dormir. Al día siguiente vi a mucha gente gritar ¡Déjennos pasar! Yo no entendía aquellos gritos pero como mi padre gritaba yo también grité. Luego unos policías nos abrieron unas puertas y nos sacaron de allí. Luego en un edificio nos dejaron en un hospital.
Noel Bezos (1º ESO)

LA VIDA DE UN NIÑO SIRIO
Hoy mi madre me ha levantado a gritos cuando aún era de noche, la veo muy agitada poniendo muchas cosas en una mochila, yo nervioso le pregunto qué pasa me dice.
-Hijo, tú ya eres mayor y sabes que estamos en guerra, pero esta semana van a bombardear esta zona y tenemos que huir.
Ya hace dos semanas que nos fuimos de casa, apenas nos queda comida y mamá me manda a robar una barra de pan y un poco de embutido, yo no sé por qué me manda robar si siempre me ha dicho que estaba mal, pero no me he atrevido a preguntárselo.
Una noche un hombre empieza a gritar y mamá me dice,  llorando de emoción, que todo se va a pasar pronto antes de lo que pensamos, que nuestra tía de España nos esperará en la costa. Yo le pregunto cómo vamos a llegar a España y me dice que viajaremos en barco.
Estamos en una barca enana y llena de gente. Pensaba que se iba a hundir, era imposible que aguantara tanto peso; pero justo después de dos horas nos salvó un barco que nos llevó a Alicante, donde nos esperaba nuestra tía y todo quedó en una historia de aventuras.   
Gabriel Quesada Lobo (2º ESO)

NACIDO EN SIRIA
Andábamos por el desierto desde hace días. Había algunas veces que escuchábamos los bombardeos a lo lejos. Nos habíamos acostumbrado a escuchar las explosiones de las bombas que a veces no lo escuchábamos. A veces miraba atrás para ver como mi ciudad natal quedaba destruida por las explosiones. Cruzamos una duna y supe que no volvería a ver más a aquel pueblecito. Al entrar en Europa dos soldados nos dijeron que les siguiéramos. Nos llevaron a una casa. Dentro se hallaba un hombre fuerte. Tenía toda la pinta de ser un coronel por todas las insignias que tenía en el pecho. Le contamos que necesitábamos ir a pedir una casa de un pariente nuestro. Nos dejó pasar. Por fin estábamos a salvo.
Juan Gómez Villa (2º ESO)
  
EL CAMINO ES LARGO
Solo quedamos mi tío Salá y yo. Mamá se perdió en las aguas del Mediterráneo. Papá, prefiero no contarlo. Hace mucho tiempo que mi tío me dijo que llegaríamos a Munich. Tengo mucho frío.
Estoy abrigado pero el chambergo es muy malo. No sé si llegaremos a Munich. Creo que no. Hemos formado un grupo agradable. Pero son gente que acabo de conocer. Cantan por las noches. Pero no sé cuánto durará esta alegría. Creo que si no vienen a ayudarnos moriremos en los Alpes (que así he aprendido que se llaman estas montañas). 
Juan Diego Pérez-Miranda Mata (3º ESO)

Por nuestras vidas, Gonzalo Daniel Sánchez Ruiz (1º ESO).
Mi vida huyendo, Yago Reyero (1º ESO).
Mi pesadilla, mi vida, Pablo Jiménez (1º ESO).
RefugiadoGabriel Pérez-Miranda Mata (1º ESO).