viernes, 9 de febrero de 2018

El Duelo: la polisemia de las palabras


Nuestros pequeños escritores siguen jugando con el idioma y sus infinitas posibilidades. Hoy lo hacemos con la polisemia de la palabra duelo. Unos han tirado de vaqueros; otros, más sentidos, han plantado cara a la muerte. A los lectores, nos queda disfrutar de sus creaciones.

PARACAIDISTA
Siempre existe una fuerza, en ocasiones un sentimiento, que nos empuja a dar ese salto que, si tuvieses un segundo más para pensarlo, no lo darías. El dolor sin embargo, tiene la función de un paracaídas, te obliga a parar antes de que acabes con tu propia vida. Nadie ama el dolor, por mucho que algunos se empeñen en defender lo contrario, pero todos saben que sin ese seguro, seguirías hasta ser parado por el frío suelo.
Samuel Castellanos Tamayo, 4ºESO



EL DUELO
Eran dos cabras que estaban en solo camino, discutiendo de quien es la que  pasaría la primera, ya que el camino era muy estrecho. La cabra blanca que era más astuta le dijo a la negra que  pasara por abajo, pero la negra contestó que se había duchado. Blanquita se empezó a reír hasta que se dio cuenta que no hacía gracia. Oscurosa presumida por ser la mayor dijo que era la primogénita y que debería  pasar primera.  Pero una decidió que lo echarán por suerte, y la otra decidió enfrentarse a un duelo.  Y fueron las dos eran tan cabezotas que una se cayó por levantar la pezuña y la otra por resbalarse al correr.
Stanis Yaruchyk, 3º ESO

DIBUJOS EN LA PARED
Un día pensó que a la pared blanca le faltaba alegría. Que se iba a volver loco tanto tiempo encerrado allí. Que a cada despertar iba a tener que volver a observar con frustración la horrible pared blanca y que además iba a ser uno de sus pocos acompañantes en el largo duelo que le esperaba. Él no había retado a la enfermedad. La enfermedad le había retado a él. Él no hubiera querido nunca en su vida estar allí. Y lo peor era que no tenía espada
para vencer a la enfermedad. El tiempo correría, imparable, ante sus ojos. Y él nada podría hacer por sus medios. Que en todo caso contaba con los médicos. Que tarde o temprano alguien acabaría venciendo y un mal presagio le decía que no sería él. Y aunque sabía que los médicos intentarían ayudarle, más que parecerse a su espada, se parecerían a un escudo que el tiempo haría retroceder poco a poco. Pero una cosa sabía, no iba a perder el duelo antes de haber encontrado la felicidad en sus muchos quites. Pensó que si ese largo duelo se le había presentado a él y solo a él, era porque en su trasfondo había algo precioso. Decidió que empezaría a hacer dibujos en la horrible pared blanca mientras se encendía en él la llama de la esperanza.
Juan Diego, 4º ESO

LA GRAN BATALLA
En un lugar muy muy lejano...
En la tierra media hubo dos tierras: el terreno maldito y el terreno luminoso.
La tierra luminosa estaba dominado por Gandalf y por Hércules Poirot; los dos eran profesores de magia y hechicería.
La tierra maldita estaba dominada por Sauron y el emperador Palpatine.
Las dos tierras eran enemigas, porque querían tener la varita más poderosa del mundo que era la varita de Sauco, una de las reliquias de la muerte.
Cuando el emperador Palpatine tenía el poder del lado oscuro se unió al poder de Sauron y construyeron el gran arma más poderosa de la tierra: la torre de la muerte.
Los elfos ya estaban colocando las catapultas para la batalla y los imperiales preparaban la energía de la torre para disparar el rayo más poderoso de la tierra media...
Diego  Fuertes Casado, 4º ESO 

EL DUELO
En un pueblo del Salvaje Oeste llamado Arizona, vivía un joven sheriff que ansiaba con luchar alguna vez en los duelos que se disputaban en las afueras del pueblo. Un buen día, el alcalde de la ciudad fue a visitar a Diego ( el joven sheriff) para decirle que había sido elegido para luchar en los duelo contra Johnny Bravo. Cuando Diego le transmitió la noticia
a su familia, ellos decidieron ir al Saloon a celebrarlo. Cuando llegaron al Saloon, el barman al enterarse de la noticia le recomendó a Diego que se retira ya que Johnny era un hombre duro, pero Diego no le hizo caso. Cuando terminaron de beber su jarra de cerveza, fueron directos a las afueras. Cuando llegaron, les estaba esperando Johnny para empezar. Tras una dura pelea, Diego consiguió derribar a Johnny. Todo el pueblo de Kansas celebró su victoria.  
Diego Rojas Romero,2º ESO



EL ÚLTIMO DÍA
Una sola palabra podría cambiar mi vida. Pero, estoy seguro de que quiero correr el riesgo. Un riesgo muy alto, la muerte, pues me han retado en duelo. Tengo dos opciones: aceptar el duelo, y, aunque sé que soy uno de los mejores duelistas al oeste del Colorado, sé que mi contrincante es también muy bueno, y , no me gustan mucho mis opciones contra él. La otra opción es decir que no y enfrentarme a la vergüenza de ser llamado cobarde, a ver, no es que sea muy orgulloso, pero un poco de amor propio sí que tengo. Creo que al final sí que aceptaré, pues, prefiero morir con honor a vivir como un cobarde. El combate es hoy a las seis de la tarde, y ahora mismo son las doce de la mañana. Espero que Pat Garret no esté en muy buena forma y le pueda matar, y que no se traiga a los otros polis del condado. Si no vuelvo de esta misión espero que se me recuerde por mi valor al enfrentarme a la justicia.
Última entrada del diario de Billy el Niño. 14 de Julio de 1881.
Borja Luengo, 4º ESO

DUELO A MUERTE
Era un día normal de domingo. Jaime era un humilde campesino que se ganaba simplemente el pan de cada día; pero lo que no pensaba era que esa tarde su vida cambiaría para siempre. Un señor le dijo que aquella tarde se batiría en duelo. No se acordaba, pero a la tarde allí estaba. Cuando el conde llegó, a Jaime le pasó velozmente el recuerdo de hacía cinco años cuando le retó. Claramente el conde se acordó y le preparó para la batalla dándole armas y armaduras. Jaime todavía estaba en trance, pero no había tiempo para pensar. Cogió la espada y se dispuso a atacar. Obviamente Jaime no era nadie para enfrentarse contra el conde, por lo que sufrió muchas heridas.
El conde, antes de matarle, se apiadó y le perdonó la vida, transformándole en su caballero.
Ignacio Cerdán, 2º ESO

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