VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA (EL COFRE)
Un domingo, el 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor
Lidenbrock, volvió precipitadamente a su casa, sita en el número 19 de
Königstrasse, una de las calles más antiguas del viejo barrio de Hamburgo. Al
llegar, lo primero que hizo fue llamarme por teléfono.
-¡No sabes lo que he descubierto!- me dijo sin respiración y
excitadísimo.
-Primero respira y luego me lo cuentas - dije.
-No, te lo cuento ahora - respiró hondo y comenzó. Esta
mañana, he subido a la buhardilla de mi viejo despacho en busca de una silla,
pues a la mía se le ha roto una pata, cuando he visto un viejo cofre. Me lo he
traído hasta mi casa y he pensado que me gustaría que tú estuvieras presente
cuando lo abra.
Salí de mi casa tan rápido como me permitían mis jóvenes
piernas y al llegar lo encontré en el salón junto a un viejo cofre de madera
astillosa con parches de hierro oxidado. Mi tío, como todos los sabios, era muy
despistado. Tanto que al llegar yo a su casa me preguntó:
-Hola sobrino, ¿qué haces aquí?
-¿No íbamos a abrir el cofre? - le pregunté con una mezcla
de risa y enfado en mi voz.
-¡Ah, es verdad! - añadió.
Cogió unas tenazas y comenzó a forzar el candado. Al cabo de
media hora todavía seguía cerrado.
Gonzalo Rodríguez, 1º ESO
No hay comentarios:
Publicar un comentario