Viajar a la Luna, ¿otra vez?

EL CRÁTER
Ya hemos llegado a Marte. En mi opinión,  algo seco, comparándolo con las fotos que había visto días antes de la exploración espacial.
Estaba allí, en el Planeta Rojo. Era una sensación extraña, quizás fuese por  las bajas temperaturas que había o por el silencio envolvente, el cual era bastante molesto.
Las instrucciones eran claras y simples; colocar el Stalyn 14 en el Cráter 28, y coger un pedazo de tierra para analizarlo en el laboratorio de la NASA. En tierra, sonaba sencillo, pero no contábamos con la gran dureza del barro que se encontraba allí.
Después de analizarlo en el laboratorio, sabríamos si era apto para los humanos… una duda  bastante importante en cuanto a la evolución humana se refiere.
Cuidadosamente, entramos en el Cráter 28. Se encontraba  a unos 40 kilómetros de la nave, los cuales recorrimos con gran velocidad con nuestro aerodeslizador.
Teóricamente, el Cráter tenía un Kilómetro de diámetro, pero me di cuenta de que algo estaba mal. Ese Cráter era bastante más grande de lo previsto. Los cálculos habían fallado y nos encontrábamos bastante lejos de la antena de la nave. Por lo tanto, estábamos incomunicados y probablemente perdidos ya que el Cráter de la imagen y el que teníamos delante, no coincidían. 
Álvaro Ponce, 3º ESO

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