Personas sin hogar

LAS PERSONAS SIN HOGAR
Iba andando por la calle y torcí a la derecha. Era un callejón y me tenía que dar la vuelta para ir a mi destino, una universidad. Cuando salí del callejón continué andando. De vez en cuando tenía que cruzar un paso de cebra y tenía que esperar demasiado para que todos los coches pasaran y eso me retrasaba por lo menos un minuto. Podía parecer poco, pero había muchos pasos de cebra y acumulando los minutos podrían llegar hasta diez. Llegué veinte minutos tarde. Faltaban cuarenta minutos de clase. No me entere de nada de las explicaciones del profesor. Ocurrió lo mismo con las otras dos clases. Salí del edificio y me fui en dirección a mi casa.
El perímetro de la universidad era muy largo. Cuando llegué al final de la valla me encontré con un mendigo tumbado y dormido. Al lado del mendigo había un vaso de plástico para dejar limosna. Me acerqué con cuidado para que no se despertara y también para ver si tenía algo de dinero. El mendigo solo tenía una moneda de cinco céntimos. Yo tampoco tenía dinero para darle a ese pobre.
Continué caminando y esta vez fui por otra calle para ver más sobre la ciudad en la que estaba. Al rato de ir andando me encontré con otro mendigo que también dormía y que tenía al lado un vaso de plástico e hice lo mismo. Esta vez este mendigo tenía un euro. Cada quince metros había un pobre sentado, tumbado o dormido. La mayoría no tenía dinero. Los pobres miraban con cara de tristeza cuando pasabas a su lado. Por la noche salí a la calle para ver si por lo menos estaban en algún lugar para dormir. Volví a hacer el camino y todos los pobres seguían allí. Ninguno tenía casa.
Juan Gómez Villa (2º ESO)

No hay comentarios:

Publicar un comentario