Personas sin hogar

MI AMIGO EL VAGABUNDO
Me preguntareis si yo conocí a Julián, sí, yo lo conocí, exactamente lo digo en pasado porque la gente le tenía envidia de que él fuera él, y le mataron. Os voy a contar su historia:
Era invierno y yo me iba a ir a tomar un chocolate con churros, como normalmente lo hacía. Me cruzé con él al torcer la esquina de la tienda de la frutería que tantas veces había recorrido. Me dio pena y le invite a que se tomara un chocolate con migo, ya que hacia mucho frío, y no me habría gustado estar en el mismo lugar. Tan tozudo como era me dijo que gracias pero que no quería, no se porque me dijo que no, pero resistí y se lo insistí otra vez. Esta vez aceptó, paseamos hasta que llegamos a la churrería. Comió con ansias como si aquella comida fuera un sueño que podría desaparecer. Le acompañe a su “casa”, si es que tenía. Desde aquel momento los dos nos íbamos a tomar esos churros tan ricos. Un día, lo recuerdo muy bien, no lo encontré en su rincón me fui a buscarlo cada minuto que pasaba mi sangre se iba calentando más y más. Hasta que me encontré a Don Juan, el médico de la ciudad. Me contó que en la plaza habían sonado tres estallidos y alguien, no se sabe quién, había matado a Julián, y solo quedaba su sangre que ya se había secado. Tuve miedo, pero supe que había muerto feliz, al tenerme como amigo.
Pablo Jiménez Alonso (1º ESO)

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