¡SOCORRO!
José volvía de la biblioteca cuando se chocó con un hombre encapuchado, José se disculpó, pero el hombre no le dijo ni pío. José siguió adelante extrañado. Cuando llegó a su casa se quedó pensando en el hombre, le resultaba bastante familiar. Pasaban los días y seguía intentando reconocerle la cara. José volvía de la biblioteca a casa para ver la cara del hombre del otro día. Se volvieron a topar, José levantó la cabeza para verle la cara más de cerca y en efecto, era él.
José le recordaba cuando era pequeño y era un matón, se llamaba David. Él y su panda le molestaban, le pegaban y le insultaban. José de lo poco que recordaba de ellos fue una vez a la entrada del colegio que le pegaron y el gritaba ¡socorro!, ¡socorro! Muchos niños pasaron de largo y otros le ayudaron. José se sintió muy agradecido, y ya David y su panda nunca más le volvieron a tocar.
Ignacio Belizón (1º ESO)
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