Sugestionando al escritor

UN DÍA CUALQUIERA
En la casa de mi amigo, vimos una película que iba sobre un tiburón que mataba a todos. De repente llamaron al telefonillo, miré mi reloj y me di cuenta de que era la hora de volver a mi casa. Me despedí de mi amigo y de su familia. En el coche estuvimos oyendo la radio. Me encantó porque anunciaron la canción que compuse. Al llegar al garaje bajé a toda prisa para encender la tele y me lastimé el tobillo. En la cama soñé que iba a la luna en un plato enorme.  Al despertarme mi madre me cantó el cumpleaños feliz, ya que era mi cumple, me regaló un aparato tecnológico, era un robot que solo andaba algo cutre. Por la noche subí la persiana porque había tormenta y me encanta, un rayo atravesó mi ventana y golpeó a mi robot; de repente el robot me empezó a hablar. Yo pensaba que se había vuelto loco y estaba en peligro,  al ver que era inofensivo llamé a mi amigo para enseñárselo. Cuando se lo conté por teléfono me tomó por loco, pero al verlo con sus propios ojos alucinó en colores. Cuando le acompañé a la salida llamó a la puerta una mujer: alta, rubia y con ojos azules.
Le pregunté qué quería y me dijo que era una testigo de Jehová. Le dije que no me interesaba que estaban jugando a la búsqueda del tesoro. Al cerrar la puerta mi amigo me preguntó que porqué había mentido; yo le explique que para librarnos de ella. Al subir a mi cuarto el robot había desaparecido y en su lugar había una cutre linterna. Desilusionado mi amigo se fue a su casa y yo me puse a llorar porque había perdido mi mayor tesoro.
Gabriel Quesada Lobo (2º ESO)

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