PESCANDO AL GRAN TIBURÓN
Estuve en la playa por la mañana cuando vi una aleta que
sobresalía del agua y supe que era de un tiburón. Vi el reloj y pude observar
que la aleta aparecía cada 3 minutos. Me fui corriendo al chiringuito que había
cerca y escuché en la radio que un tiburón, esa mañana, había arrancado el
tobillo a una mujer que estaba bañándose en la playa y que merodeaba cerca de
donde yo me encontraba. Entonces supe que ese era el tiburón y que debía de
hacer algo al respecto.
Conocía a un amigo mío que se llamaba Tomás y era un
científico que me podría ayudar a encontrar y matar al tiburón. Estaba en el laboratorio donde estudiaba
tecnología y salía de la habitación un olor a la pizza que se estaba comiendo.
Tomás me dijo que a la mañana siguiente iríamos a por él y que ahora debería ir
a casa a cenar y dormir y así lo hice.
Cuando me fui a la cama me fijé en la luna que era muy
bonita y prometí que acabaría con ese tiburón. Por la mañana abrí la persiana y
me encontré enfrente de mi casa la furgoneta de Tomás. Rápidamente me preparé y
salí de casa con aparejos para pescar y un fusil. Al ver al comisario le dije
que pusiera carteles en las playas donde pusiera “Peligro tiburón. No bañarse”.
Me embarqué en una gran aventura en la
que me jugaba la vida.
Fuimos a alta mar y capturamos unos cuantos peces que harían
de cebo. Tiré la caña con uno de esos peces en el anzuelo y esperamos. A mí se
me hizo eterno esperamos hasta por la noche y notamos una picada yo cogí la caña y recogí hilo, era muy pesado y supe que era el tiburón,
encendimos las luces del barco y encendí una linterna que era como un tesoro
para mí. Mi compañero tiró un arpón al tiburón y lo mató lo cogimos y supe que
acabé con el peligro que merodeaba por las playas.
Félix López Crespo (2º ESO)
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