Un grito en el silencio

EN EL SUBTERRÁNEO
¡Socorro! Alguien pedía ayuda. Era gracioso, pero estaba seguro de que yo la necesitaba más. La incertidumbre de que en cualquier momento me podían apuñalar me hacían retroceder, pero el valor y algo muy profundo que no sabría explicar me lanzaron escaleras abajo y me deslicé por aquel pasadizo subterráneo dispuesto a lo que fuera con tal de salvar a aquella persona que desconocía hasta la fecha y que sin embargo en aquel pasadizo subterráneo era mi único amigo. Por fin llegué a el supuesto lugar, y el panorama no me resultó agradable. Había dos hombres empuñando unas espadas contra un joven. Comprobé también que había un cadáver en el suelo y supuse que era él quien en sus últimos momentos de vida había pedido auxilio, justo antes de sentir como un frío acero se me clavaba en el vientre y soltar mi último suspiro
Gabriel Pérez-Miranda Mata (1º ESO)

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